Un libro contigo...: Frases favoritas #5.1: Cuando Dios era un conejo

Una de las cosas que más me gustan de los libros son las frases que nos dejan.

Este libro lo leí hace algunos meses, pero lo leería cada vez que pudiera. Esta lleno de amor, de muchas emociones y de una protagonista que va cambiando su forma de ver la vida a medida que se hace adulta.

Cuando Dios era un conejo de Sarah Winman es un libro especial.

En esta primera entrada les comparto las citas que más me gustaron a medida que leía la historia de Elli y Joe. Es un libro con muchos momentos cargados de tensión, que evoca el amor en todas sus formas, y que si le das la oportunidad a su lectura te emocionará de alguna forma. Es un libro lleno de momentos para recordar y para volver a leer.

Espero que disfruten la selección de esta primera tanda de frases.

Mis frases favoritas del libro

- Si no tenemos una razón para vivir, ¿Qué sentido tiene la vida? La existencia necesita un propósito, y éste consiste en ser capaces de soportar el sufrimiento de la vida con dignidad. El propósito nos da una razón para continuar, pero el significado debe calar en nuestro corazón, no en nuestra mente. Debemos comprender el significado de nuestro sufrimiento.

- El que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo- declaré solemnemente –Es de Nietzsche- aclaré con énfasis.

#3

-Me dijiste que cuando fuera mayor podría ser lo que quisiera- le dije.
Ella sonrió.-Y así es, pero no es fácil convertirse en judío.-Lo sé- asentí con tristeza- Necesito un número.De repente dejó de sonreír.

-¿Te gusta cómo ha quedado?- le pregunté mientras terminaba mi galleta de jaffa.

-Creo que sí- contestó él intentando reprimir una sonrisa- Ahora lo tengo como Howard. Tengo un pene judío.

-Como el señor Golan- comenté, y me recliné en la almohada sin ser conciente del silencio que enseguida inundó la habitación.

-¿Cómo sabes tú el aspecto que tiene el pene del señor Golan?-

Mi hermano empalideció. Oí que tragaba saliva. Yo me incorporé. Silencio.El tenue ladrido de un perro en el exterior. Silencio.

La cabeza me martillaba y empecé a temblar.

-No se lo tienen que contar a nadie- le advertí.

-Estás muy guapa- comentó mi madre.
-¡A que sí!- exclamó mi padre.Pero yo lo único que veía era a un chico, que era lo que quería realmente ser.

-¿Qué por qué te mintió?- dijo precipitadamente – Por culpabilidad, es es todo. A veces la vida te da demasiadas cosas buenas y tú sientes que no te las mereces.
Esther Golan dejó que me ahogara.

Un día declaró que Nancy había crecido demasiado deprisa. Yo le pregunté cómo se puede crecer demasiado deprisa, pero él me dijo que lo olvidara. Nunca lo olvidé.

Mientras pulsaba las teclas, me sentí transportada por la música más hermosa que había oído nunca. La vi balancearse, absorta. Vi el éxtasis en su frente, la luminiscencia. En aquel momento la vi ser alguien, libre de los rechazos, de tener que arreglárselas sola, de las terribles críticas que forjaban su camino y siempre lo harían. En aquel momento estaba completa. Cuando abrió los ojos, creo que ella también lo sabía.